En julio cerramos una de las campañas más importantes para
la agencia. Importante en el sentido de generar bienestar para el personal
administrativo, así como reflejar esa actitud a quien trabaja en el piso de
venta. Nuestra campaña giró alrededor del tema verde. Se podría pensar que esta
de moda, pero no. Las cifras sobre el cambio climático, sobre la contaminación
y cómo el humano ha producido una de las peores crisis naturales de los tiempos
son innegables.
¿Pero siempre fue así? En los tiempos modernos se ha
agudizado la crisis, pero la contaminación lleva siglos de existir. En esta
entrada repasaremos uno de los episodios más oscuros de la contaminación y sus
consecuencias: La peste negra.
Este episodio fue nombrado peste negra por acabar con casi
un tercio de la población europea y la historia comienza en el siglo XIV, en
pleno periodo medieval, donde la religión dominante, el catolicismo, señalaba y
prohibía aquello de Dios y no. Una de las consecuencias de aquella ignorancia
fue el exterminio masivo de gatos, animales que se asociaban (y todavía) con el
demonio. Sin depredadores felinos las ratas eran una constante europea y su
propagación era parte de una falta de higiene y salud pública por toda Europa y
parte de Asia.
La peste negra era transportada por las pulgas de los
roedores, se cree que la enfermedad surgió en Asia y debido al intercambio
comercial la enfermedad llegó a Genova Italia, de ahí se propagó por toda
Europa, extendiéndose hasta Rusia e India. La propagación fue muy sencilla,
existían todas las formas posibles de falta de higiene y contaminación. Hoy
estamos acostumbrados a ver a Europa como la cuna del pensamiento y
civilización, pero antes sus calles eran peor que Ecatepec o cualquier barrio
“humilde” en el que puedan pensar.
Basura, agua contaminada, heces fecales humanas y de
animales, no había drenajes, transporte o botes de basura. Las personas no se
bañaban, la higiene personal no era un tema en el año 1300 y los hogares hechos
de piedra, madera o ladrillos eran ideales para albergar pulgas de roedor. La
pandemia hizo entender a un continente la importancia de ser limpios, de
reciclar la basura, de no llenar playas y mares con plástico y procurar una
convivencia más sana con la tierra, pero pasaron siglos para esa evolución.
En América Latina fue al revés, nacimos con la tierra en la
sangre, por las venas prehispánicas el cuidado de la naturaleza era parte de la
vida cotidiana, con la llegada de los españoles tuvimos nuestra primera gran
pandemia: la varicela. Después vino el desarraigo de la naturaleza, el saqueo y
quebrar un pensamiento conectado a la tierra, esa desconexión hace que nos
desprendamos de la naturaleza con mucha facilidad, vender ríos,
privatizar playas, talar bosques, lucrar con animales en peligro de extinción,
contaminar las playas de Acapulco, Cancún, ensuciar banquetas, dejar que las
mascotas domésticas irresponsablemente hagan en la calle. Desarraigo de la
propia naturaleza.
El pensamiento es lo primero que debe cambiar para
profundizar en un cambio, estos meses sembramos algo y debemos compartirlo. En
agosto nos despedimos de nuestra campaña verde, pero siendo un poco más
responsable de la tierra y de la contaminación que generamos. No sabemos si
viviremos la gran consecuencia de nuestra irresponsabilidad como humanos, pero
si podemos postergarla lo más posible.
Si logramos que nuestro personal de campo y administrativo
sienta remordimiento por un envase de unicel, hemos ganado.
Nos leemos la próxima semana.
Irais Morales
Social Media Promotwist
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