Hace poco un usuario de España hizo la simpática
comparación entre las partituras de Justin Bieber y las de Mozart, el meme se
hizo viral por la sencilla razón de que nadie imaginábamos que las canciones de
Justin necesitaran partituras.
El meme (como casi todos) trajo una reflexión que aterrizó
en el reguetón, música que te hace inevitablemente bailar, pero que para las
buenas conciencias es sinónimo de la más pura vulgaridad por estar asociado a
las clases más vulnerables del país. Y así la discusión se tornó más seria,
tanto que varios cantantes mexicanos pusieron una clara división entre “su
música” y la música de los otros. Sin embargo la música desde hace mucho viene
cojeando de un pie. Los músicos profesionales y estudiados compositores
ensamblan una buena pieza musical, investigan y transforman ritmos, voces,
compaces. Todo ese trabajo en pro de rescatar lo esencial de la música, su
lenguaje universal.
A estas generaciones poco nos conmueve, estamos expuestos a
un flujo de información tan avasallador que escogemos música por inercia, lo
mismo da escuchar pop, rock, jazz, música alternativa, banda, reguetón
disfrazado de pop, norteña e incluso baladas viejitas que nos remiten a tiempos
mejores. Lo de hoy es ser ecléctico y nada selectivo.
Los días en los que se intercambiaban discos difíciles de
conseguir, o se hacía fila en mix up para conseguir un CD se acabaron, todo
está a la mano y eso nos hace apreciar la música desde la perspectiva
emocional, dejando atrás el trabajo que llevan a cabo los verdaderos músicos.
El lenguaje universal desaparece y es sustituido por consolas electrónicas,
amplificadores y la tecnología.
La discusión es vieja pero nunca deja de ser vigente, sobre
todo si pensamos que dentro de esa inserción de la tecnología nace el reguetón.
Más allá de la visión puritana del género podemos decir que los últimos estudios
sobre las palabras, partituras y lenguaje apuntan al deterioro social en
general. Las palabras que usas (tus palabras) corresponden al ambiente en donde
vives y también corresponden a tus experiencias vitales. Nadie es más que la
vida que lleva o le tocó vivir. Hasta aquí espero lo tengamos claro, tus
palabras corresponden al medio en el que te desarrollas y te forman.
En segundo lugar tenemos al lugar donde te formas, sus
paisajes, lo que miras y sobre todo cómo te desarrollas. Ahora unamos palabras
+ medio social de desarrollo. La música debe tener la capacidad de repercutir
en tu lenguaje y tu manera de percibir el mundo, eso es arte. Lo que tienes
como bagaje va a ser que interpretes la letra de la música de una u otra forma,
por ejemplo la música comercial tiene un sistema de persuasión oculta muy
eficiente: sonsonetes, coros repetidos entre otras cosas.
El reguetón y en general la música de ahora (con
excepciones) ya no contiene los elementos transformativos ni de interpretación
que te transforman, así que los prejuicios contra el reguetón más allá de ser
de clase, deben centrarse en su pobreza musical y con esa medida atender otros
ritmos y sonsonetes melódicos que no te dejan nada.
Ahora debemos entender que socialmente sí existe un
deterioro social difícil de ocultar o negar, es por ello que siguiendo en la
línea del reguetón consideremos la relación de poder, machismo, violencia y
sexualidad como elementos mostrados de manera cínica y divertida.
Ahora mira a tu compañero de al lado y dile que ya deje el
reguetón, también si estás solo y eres un popero o rockero irredento ¿Qué
letras viene manejando tu canción favorita? Por que ese es el lenguaje que
tienes escondido y que los sociólogos llaman identidad.
Nos leemos la próxima semana.
Irais Morales
Social Media Promotwist.
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