La humanización de las mascotas






En los últimos años se ha colocado a las mascotas en un lugar privilegiado entre las sociedades. Hoy las mascotas (perros, gatos, puerquitos, gallinas, ratas o ratones) ocupan lugares en nuestros hogares, y por lugares me refiero a tener el estatus de hijos o familia.
Una mascota doméstica tiene grandes beneficios para la salud, pero también grandes responsabilidades, ya que es un mamífero que necesita cuidados médicos, comida y un lugar especial para hacer sus necesidades. El maltrato animal y el abandono son consecuencias humanas de no asumir esas responsabilidades, pero no siempre fue así, no siempre los animales domésticos fueron una carga, hubo un tiempo donde ellos formaban parte no de un núcleo de personas, sino de una sociedad que los cuidaba en comunidad. 

Esas épocas eran las prehispánicas y las mascotas eran los Xoloitzcuintles, perros sagrados que según los registros eran animales salvajes que te guiaban por el camino al Mictlán.

A xoloitzcuintles se les asociaba con la lealtad y la protección, su relación con lo sagrado evitaba que se les maltratara, de hecho en la época prehispánica si alguien maltrataba a un animal era condenado a no pasar a la eternidad guiado por el perro xoloi. Después de la conquista las cosas cambiaron, pues los españoles introdujeron nuevos especímenes de animales y comenzaron a cambiar los hábitos prehispánicos, entre ellos la relación con sus animales sagrados.

Esa conquista en apariencia se ha rebasado, aunque en el fondo los animales quedaron como objeto de consumo y por consiguiente su función sagrada desapareció, siendo sólo un accesorio o en el peor de los casos un estorbo. En los últimos años ha habido una reivindicación de las mascotas, se ha hecho conciencia sobre el abandono y sobrepoblación de los perros callejeros, sobre su maltrato, pero sobre todo sobre sus sentimientos respecto a la domesticación y los humanos.

Entre los defensores de los animales el más famoso es César Millan, donde en sus programas nos explica el comportamiento de los animales, nos habla acerca del estrés que les producen las conductas humanas, el encierro, la desproporción de espacio donde viven e incluso su propia relación con otros animales. También varios reportajes y organizaciones civiles han hecho su labor de rescatar perros, abrir fundaciones de adopción, esterilizar y rescatar animales de la calle en peligro. Todo ello para mostrarnos el espíritu de las mascotas (perros y gatos).

A partir de todo el trabajo realizado los animales domésticos ocupan un lugar dentro de las familias, pero ahora debemos medir el romanticismo de las mascotas, muchas veces ocupan el lugar de parejas, amigos, hijos y ahí viene lo peligroso, sustituir las relaciones humanas con las relaciones con mascotas. En redes sociales las fotos besando mascotas, celebrando sus cumpleaños y promoviendo el trato humanizado es ridiculizante.

Ahora los humanos parecemos depender de la humanización de nuestras mascotas.
Como conclusión podemos decir que una mascota puede ocupar el espacio que le corresponde, y en lugar de humanizarlas o intentar a que respondan las necesidades afectivas humanas, debemos reflexionar sobre nuevas formas de relacionarnos con todos los animales en general, dejar de verlos como nuestros recipientes afectivos y comenzar a valorarlos por todo lo que aportan a nuestras vidas y al planeta.

No se puede amar a unos y comer a otros, el respeto es para las especies en general.
Nos leemos la próxima semana.

Irais Morales
Social Media Promotwist.
 

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