Los derechos laborales implícitos






En esta entrada de blog hablaré de algo tan abstracto como el amor, algo intangible que ha provocado guerras, renuncias y despidos (también vídeos en YouTube sobre el bullying laboral) Ese “algo” son los derechos laborales, pero no los explícitos, sino los implícitos.
Diversas organizaciones para el trabajo apuntan varios factores por los que se da la deserción laboral, uno de ellos y el más importante para esta entrada es no contar con buenos líderes. Muchas veces se apunta toda la estadística al empleado para llegar temprano, restringir recursos para economizar en las áreas, hacerles cumplir con rigor los procesos administrativos en pro de la organización, la vestimenta y en los requerimientos para la mejora de las organizaciones; sin embargo no existen los mismos lineamientos para Directivos o jefes de área.

Es indispensable que entendamos que en las organizaciones nada es estático, todo se transforma, si a ese cambio natural añadimos que contamos con empleados cada vez más jóvenes y millennials, las exigencias y sus transformaciones se triplican a la velocidad de la luz y la premisa básica de ese cambio es “si quieres que yo lo haga, empieza tú”.
Las quejas ante esa afirmación se dejan sentir ¿Por qué yo tendría que hacerlo, soy jefe, dueño, gerente? ¡Yo pago! Y así es, en el trascurso de mi carrera profesional he escuchado a varios líderes decir que su personal es “prescindible” o que pueden despedirlos sin más. Parafraseando el poema de Allen Ginsberg “He visto a los líderes de mi generación perdidos de poder”. Y así es, en los vídeos que pueden verse en YouTube se observan gritos hacia los empleados, segregación, ridiculizaciones en público entre otras bellas acciones de prepotencia.



Algunos hechos son muy evidentes, pero otros son tan invisibles y difíciles de detectar porque dependen del carácter de los líderes y sus circunstancias, por ejemplo, una de las acciones que no se pueden reportar es la segregación de los empleados. La segregación se refiere a marginar a las personas de situaciones o cosas, el tipo de segregación puede llegar a ser ignorar a los empleados y recompensar a otros, no saludar, no mirarlos o pensar que su trabajo no es importante para los objetivos de la empresa. Históricamente la segregación nos ha traído graves problemas, uno de ellos acaba de ocurrir en Virginia donde una marcha de extremistas de blancos fueron arrollados al exponer en las calles sus ideas sobre segregación. Eso fue a un nivel político, sin embargo a un nivel gerencial o directivo las consecuencias para enmendar ese tipo de situaciones no es más que la deserción laboral y por supuesto un mal ambiente de trabajo, ya que todos los empleados se preguntan ¿Cómo reportar algo así? No existen políticas empresariales que específicamente se concentren en detener los impulsos de gerentes o directivos.

La mayoría de los buenos líderes raras veces están involucrados en la operación y se concentran en dirigir el barco para llevar a buen puerto las finanzas, las alianzas comerciales y todo aquello a gran escala, saben cómo hacerlo y es su función. Una organización que busque lidiar con los nuevos mercados y nuevos empleados tiene a ese tipo de directivos en la punta, siempre mirando hacia arriba en el éxito de sus empresas, es por ello que no existen políticas claras al respecto sobre el comportamiento que deben ejercer los directivos hacia sus empleados porque se llega a confundir el carácter de un directivo, el humor o circunstancias y la mayor parte de las veces son muy poco claras al respecto, como el amor.


Lo cierto es que esta generación y las venideras toleran menos ambientes con jefes o directivos que no sepan manejar su humor. Los líderes aunque no tengan lineamientos claros sobre su comportamiento están bajo el escrutinio de su personal casi todo el tiempo ¿Existirá peor reglamento que ese?






Hasta aquí, nos leemos la próxima semana.


Iraís Morales
Social Media Promotwist

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