Los Vloggers, la nueva profesión millennial






Esta semana se acaba de dar la noticia con bombo y platino el matrimonio de la Vlogger más famosa de México, Yuya, cuyo nombre real es Mariand Castrejón. Sus vídeos comenzaron a circular por la plataforma de YouTube a mediados de 2013. En ellos Yuya platicaba con sus seguidores, daba tutoriales de maquillaje, cocina, o manualidades, el contenido era facilón pero muy bien elaborado y entretenido. Muchas veces Yuya dejaba la periodicidad de sus vídeos por no darse abasto al editar. En sus distintas etapas su hermano la ayudó e incluso en sus mejores momentos salió su mamá o amigos en las grabaciones.
Yuya comenzó a genera miles y miles de seguidores, siendo cálida y amable con sus “guapuras”, sin embargo detrás de esa bella imagen y la idea de “hágalo usted mismo” el negocio del YouTuber se volvía rentable para la plataforma, los patrocinadores y claro, para Mariand. El salto a las revistas de moda y la televisión abierta legitimaron a la Vlogger como la más popular de América Latina y México. Ella inauguró la idea de que se podía vivir de hacer vídeos en YouTube y colgarlos en la red. Con cuatro años creando contenido para la plataforma y sus seguidores la vida pública de Yuya fue despareciendo, luego vimos a su hermano hacer lo mismo y grabar una vida idealizada, luego vimos a los amigos de la youtuber, después Yuya nos fue introduciendo más a su intimidad, grabando sus cumpleaños y haciéndonos partícipes de su compromiso con Beto Pasillas (otro Vlogger). 

La vida de Yuya debe ser así porque  a ellos o a sus patrocinadores no les conviene perder seguidores o que su alcance se vea disminuido.
En nuestra entrada anterior escribimos acerca del narcisimo en las redes sociales, y de cómo la exposición a la autoimagen incrementa la falta de autoestima. En esta entrada no pretendemos quitarle mérito a la labor de los Vloggers o YouTubers, sólo queremos establecer un paralelismo en que en algunos jóvenes sin suficiente autoconfianza puede generar la pérdida de perspectiva respecto a lo que es real o no lo es.

La magia de los Vloggers es romper la barrera de lo socioeconómico con la idea de “hágalo usted mismo” aunque en la realidad todo lo que usan está patrocinado por marcas de ropa, cosméticos e incluso comida, es un trabajo y los que se dedican a ello saben que debe establecer mediante un diálogo natural la venta de productos o el uso de una marca, es el marketing puro traducido a un lenguaje cálido y cercano. La boda de Yuya es lo que en su momento fue la boda de Lucero y Mijares, un acontecimiento mass-media. El sistema de comunicación no ha cambiado, sigue generando compradores cautivos, sólo que ahora enamorarlos es su principal finalidad. Yuya es uno de los miles de rostros que enamora, su voz y lo que gira alrededor, sin embargo no es real y en esta entrada advertimos sobre el peligro de imitar un trabajo así, ya que se tiene completa exposición de la vida privada y la intimidad.

Las redes sociales son un medio para expresar tus ideas, úsalo con responsabilidad y sin exponer tus datos personales, a menos que trabajes de ello y tengas qué exponer cada momento de tu vida privada, si no es el caso valora tu anonimato y entra a este medio sabiendo que lo que expones no se queda a nivel local, ya que las conexiones que se manejan dentro de cada plataforma establecen que toda información por más simple que sea le da la vuelta por lo menos a la mitad de tus contactos, los que te conocen y no.

Al igual te recomendamos que cada que te postules a una vacante no des tus datos privados sobre las vacantes, envía un mensaje al reclutador para que puedan ponerse en contacto contigo o te indiquen lo que debes hacer. En caso de que la vacante sea anunciada por Facebook o una red social contacta con el administrador de la página, no te arriesgues.

Hasta aquí, buena suerte en tu búsqueda de empleo.
Irais Morales

Social Media Promotwist 

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